Sobre la sensibilidad al trauma: tener formación en trauma no implica ser sensible al trauma

Desde nuestro punto de vista, tener formación en trauma no implica ser sensible al trauma. A veces, me da la sensación de que por tener determinadas formaciones se supone que realmente se es sensible a ello, cuando lo cierto es que no. Y partimos de que hay muchas formaciones de trauma que no son sensibles al trauma.

Lo sé, resulta paradójico. Y lo es. Si se supone que nos están formando o acudimos a terapia con una mirada desde el trauma, esa intervención debería ser respetuosa. Pero, por desgracia, muchas veces no es así.

Un aspecto clave que hemos de tener en cuenta a la hora de reprocesar heridas es que, antes de llegar ahí, se ha debido crear un entorno suficientemente seguro (vínculo psicoterapéutico seguro). Y, además, se han de haber abordado todas las capas de la cebolla. Me explico.

Nuestro mundo interno se conforma en función de las experiencias vividas. Esas experiencias, las recordemos o no conscientemente, se quedan impregnadas en nuestro cuerpo. Dependiendo de lo vivido y del entorno en el que crecimos, se habrán ido generando capas protectoras a nuestro alrededor (o desde una mirada de la IFS, partes de nuestro mundo interno). Esas capas están por algún motivo, por alguna razón. Así que, en psicoterapia, hemos de ir pelando esa cebolla, entendiendo cada una de esas capas y su historia.

Esto nos lleva al hecho de que observar cada capa implica llevar nuestra mirada hacia nuestro interior. Implica conectar con nuestro cuerpo. Implica sentir. Y este es el verdadero arte de toda psicoterapia. Si no hay conexión con nuestro cuerpo y lo que estamos sintiendo, no será posible que nuestras heridas se integren. Y puede llevarnos a la retraumatización. Por eso, primero de todo, es volver poco a poco hacia el cuerpo.

La intención de todo proceso de psicoterapia es poder ser nuestra propia figura de apego seguro. Y eso pasa primero por el vínculo psicoterapéutico. Utilizando el término de Winnicott, l@s psicoterapeutas somos el objeto transicional. Es a través del vínculo, de la co-rregulación (o en término de Alexander, experiencia emocional correctiva), como se va ampliando nuestra ventana de tolerancia.

Recordemos que la ventana de tolerancia hace referencia al margen de intensidad emocional que podemos tolerar y regular. Y es esencial mantenernos dentro de nuestra ventana de tolerancia para poder reprocesar nuestras heridas y sentir todo aquello que nos duele. Eso sí, en compañía de un otro que nos sostiene y nos acompaña.

En la próxima entrada hablaremos de la sensibilidad al trauma en las prácticas de yoga y de meditación.¡Estate atent@!

Te abrazamos,

Marta Sancho
Equipo Kevala Psicología