Psicoterapia individual integradora

Entendemos al ser humano como un todo interrelacionado: cuerpo y mente. Las personas somos como una cebolla, con muchas capas que se han ido conformando a lo largo de nuestra vida, ya que las vivencias que vamos experimentando dejan un impacto en nuestro cuerpo, en nuestro sistema nervioso.

Además, nos construimos en relación, es decir, las vivencias en nuestra infancia y adolescencia tienen un impacto directo en cómo se conforma nuestro sistema interno, nuestro mundo interior. Así, cómo nos relacionamos con nosotros/as mismos/as y el mundo en el presente está íntimamente relacionado con nuestra historia vital.

¿Y esto cómo se refleja en nuestro presente?

• Autoexigencia, perfeccionismo y control
• Obsesiones
• Ansiedad
• Depresión
• Consumo de sustancias y otras conductas potencialmente adictivas
• Conducta alimentaria
• Y un largo etcétera.

Dicho de otra manera, todo síntoma presente en la actualidad es la punta de un iceberg, es la manifestación de algo más profundo.

Así, en Kevala trabajamos desde una perspectiva integradora de trauma y apego, partiendo del presente, de lo que está vivo en la actualidad, para entender progresivamente su raíz. Para eso es importante explorar tu historia vital, las figuras principales de apego e ir entendiendo, al ritmo de tu sistema nervioso, qué del presente está relacionado con tu historia.

Para ello, en psicoterapia incluimos técnicas e intervenciones de diferentes corrientes psicoterapéuticas dirigidas al abordaje del trauma y que incluyen el cuerpo de una manera u otra como:

• Compasión, mindfulness y yoga sensibles al trauma
• Diálogo de partes (Terapia Sistemas de Familia Interna IFS)
• Análisis transaccional (Yo adulto – Yo niño)
• EMDR
• Caja de arena y uso de muñecos

Partiendo de que darnos cuenta de nuestra experiencia (emociones, sensaciones físicas, pensamientos), sin juzgarla y sin reaccionar de una manera automática (mindfulness) es uno de los objetivos psicoterapéuticos en todo proceso. Reconectando, de una manera progresiva, con nuestro cuerpo ya que es en él donde viven nuestras experiencias emocionales.

A través de esa mirada de aceptación incondicional, no enjuiciadora y amable nos podremos acompañar en el presente siendo nuestra propia figura de apego segura y podremos reparar nuestras heridas de apego, heridas de infancia.

Todo proceso es individualizado por lo que, en cada momento, nos adaptaremos al ritmo de tu sistema nervioso, para que vaya sintiendo seguridad y creando un vínculo psicoterapéutico seguro desde el cual ir profundizando, progresivamente, en tu sistema interno.